El Paseo
(finalista del concurso de poesía y relato de Vicálvaro 2013)
En un bosque en blanco y negro
plantados en tierra estéril,
son árboles de polvo y humo,
tocan nubes y destiñen.
En mi mano está el poder
De escuchar a mis maestros,
volver a aislarme en mi autismo
caminando hacia el color.
Hace tiempo que los lobos
consumieron mi cadáver
y los buitres redentores
ya minaron mi conciencia.
A veces un baño de oro
enmascara la tristeza
con sus rayos, emulando
el dorado del desierto.
Pero las balas de plata
que atraviesan ríos de asfalto
amenazan mi camino
con la sombra primigenia.
Los estragos de una guerra
sucedida años atrás
se repiten a diario,
la rutina es su venganza.
Ahora es rojo sobre blanco
lo que llora mi diario,
una carrera de obstáculos
de mi pulso contra el tiempo.
La Rosa de los Vientos
Se acabó, es hora de escapar
de un mundo opresor que no me quiere.
Viajar a otro lugar, lejos del dolor
a sudor de los hombres crueles,
cruzar el mar en busca de lo que me espere.
Se acabó, es hora de escapar
de un mundo opresor mientras se lo cargan,
de matanzas, ríos de sangre, líos de faldas
a los que me invitan, donde todos me imitan
y piden cita para apuñalar mi espalda.
Se acabó, ya no me necesitan,
no seré un dios entre mortales,
nadie oyó una canción donde plasmé mis ideales
que tanto molestan, descansé de la protesta
y lancé mi dolor por los cuatro puntos cardinales.
Estío (soneto)
No fue playa este verano.
Sin sol, sin arena o mar,
sin ver gaviotas volar
huyendo del ser humano.
No buscaré mas sirenas
perdidas entre las rocas,
quiero sacar de mi boca
la lengua de las ballenas.
no es tan solo una estación,
felicidad en esencia,
es una liberación.
Combatir la indiferencia
que me inspira una canción
que cumple mi penitencia.
Un día cualquiera (soneto)
Todo empezó un mes cualquiera
cuando treinta días surcas
y al final notas que nunca
vale la pena la espera.
Los demás celebran algo,
encuentra la diferencia,
si se agota tu paciencia
te preguntas "¿Cuánto valgo?"
Él es un ser importante
que a todas vuelve locas
cuando pasa por delante.
Con mi pistola en la boca
comprendí que a los diamentes
no les importan las rocas
Blanco y negro (soneto)
Es esta nueva experiencia,
sacar sombras del pasado,
que hundieron al Renegado
y su proverbial paciencia.
Y surgió del vasto acero,
un caos de mente asesina,
subidón de adrenalina,
dando a luz al Karnicero.
Nadie sabe qué se siente
cuando un hombre tiene dentro
dos mundos tan diferentes.
A ese hombre se le halló muerto
por el peso de esas dos mentes
en su torturado cuerpo.
Humo y niebla (soneto)
Humo, que ascendiendo alto alcanzó el saber,
siendo intangible superó al maestro.
Inspiración de este poeta diestro,
con pulso firme doblegó el poder.
Le aisló la niebla y no pudo ver
la cruel verdad de estos defectos nuestros,
un grave insulto al frío honor de ancestros
que me enseñaron cómo quiero ser.
Y transformaron mi dolor en sátira,
mientras que muere la ilusión que escribo,
otro espejismo halla la muerte rápida.
Me convertí en un escritor masivo:
etéreos versos, formaréis mi lápida
cuando me vuelva fumador pasivo
(Soneto sin título)
Cada mañana estreno nuevo infierno
sin el sol salgo por mi cruel ciudad
donde nací, que no mostró piedad
bajo el gris manto de este duro invierno.
Cada mañana una fiel vela enciendo,
borra tinieblas y mostró frialdad
y su luz torna mi dolor verdad,
muero en el túmulo que estoy sintiendo.
Me marcharé de aquí a cualquier lugar,
porque el temor del corazón no sana,
tal vez, quizá, me embarcaré a la mar.
Puede que en esta casa esté mi cama
pero no la puedo llamar hogar
por soportar otra pasión mañana.
Esos ojos verdes (soneto a Sharbat Gula)
Aquellos ojos grandes, verdes, fieros
que contemplaron esta guerra atroz,
y me robaron tu mirar feroz
lo que estas dos preciosas joyas vieron.
Es esa niña, se burló del miedo
y su mirada llena en luz cubrió
por diecisiete años lloró el rey sol
al no poder verla allí desde el cielo.
Di qué se esconde, qué ocultó la reja
que ya te tuvo en juventud vedada
y cubrirá cuando tú seas vieja.
Dime por qué antes tu expresión me daba
fuerzas, murió al descender tus cejas
y me ocultó esa emperatriz mirada.