sábado, 22 de agosto de 2015

El ciclo del Universo

Pocas veces nos planteamos que nuestra felicidad depende del sufrimiento de otras personas. Existe una balanza que trata de equilibrar la limitada capacidad afectiva de los átomos del universo. Por este hecho para nada demostrado, y absolutamente ridículo, existe un número X de felicidad en el mundo y debe ser repartido entre sus habitantes. Dejando de lado a los depresivos crónicos, que nunca recibirán nada porque la química así lo quiere; y a los psicóticos optimistas lectores empedernidos de Coelho y basurólogos similares, que no conocen la tristeza porque una ley mágica lo impide; todos pasamos por montañas rusas, más o menos agresivas, de subidas y bajadas en el índice de felicidad.

Mientras unos retozan en su felicidad como cerdos en el barro, otros reciben esa bofetada de positividad en la cara produciendo unas irremediables ganas de vomitar purpurina. Y algunos simplemente queremos disfrutar de esos momentos en los que estamos en la más profunda mierda porque te permite sacar lo mejor de ti mismo de la absoluta nada.

A modo de resumen, dejaré un titular en mayúsculas, que es lo único que la gente vaga y plana se molestará en leer: METEOS VUESTROS LIBROS DE AUTOAYUDA POR EL CULO Y DEJAD A CADA UNO AUTODESTRUIRSE EN PAZ. SI ALGUIEN SE RAJA EL CUELLO DE LADO A LADO NO ES VUESTRO PUTO PROBLEMA.

Gracias por vuestra atención.

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