domingo, 13 de mayo de 2012

De rodillas

Ha vuelto a pasar. Me juré que no volvería a importarme la opinión de los demás, que no me afectarían sus críticas infundadas. Y estoy harto de ver el mundo a través de sus gafas, haber perdido el amor a mí mismo y darme cuenta de cómo soy en realidad. Porque el espejo me ha mirado hoy. Me ha mirado con los ojos con que miran los ricos a los mendigos. Y me ha devuelto un engendro, una imagen deformada de lo que solía ser.

Y lo he vuelto a hacer. Las lágrimas me han cerrado la tráquea y he tosido como nunca lo he hecho. Como la otra vez. Si llevaba tosiendo una semana por efecto de una enfermedad, hoy ha sido otra la que me ha arrancado. Y mi tráquea se ha abierto. Y mis entrañas han dicho todo lo que tenían que decir.

Y joder, se que está mal, que no debo hacerlo... Pero es como una droga. Al principio duele pero sienta tan bien... Quieres salir, quieres dejarlo, pero eres adicto a destruirte por dentro. Ese subidón que te entra al pensar que no tienen motivos para quejarse. Pero volveré a mirar al espejo cada mañana, y él me seguirá respondiendo que no me quiero.

La música debía salvarme.

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