lunes, 15 de abril de 2013

Mudar la piel

Nadie puede negarlo ya. La historia se repite y me vuelvo a encontrar perdido. No es más que la carne que maquilla mi interior. No es un maquillaje bello, que oculte mis defectos. Es una máscara grotesca, de nuevo un monstruo con aspecto de ángel.

Engañados todos, pobres, que creéis que mis hombros pueden más. Ya han caído, se rompieron cuando pusiste el peso del Mundo sobre ellos. Harto de mentirme, cansado ya de un rostro complaciente. Droga. Expulsar de nuevo los demonios que destruyen mi vientre. LARGÁOS. Vuelve a hacerlo hasta que solo salga agua y sangre. Entonces serás perfecto.

Yo lo creé, la bestia rabiosa nacida del fuego que nunca me atreví a encender. Estallar. Quemar mi carne, cauterizar las heridas. Dejar mis huesos para el recuerdo.

He vuelto a arrodillarme ante un falso dios, una estatua de mármol que me prometió la vida eterna. Y solo me ha traído cicatrices que nunca se cerrarán. De nuevo arrodillado, y ya no me limpio.

Empujad mi cabeza, no dejéis que me levante, quiero que esta vez sea definitivo.

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