Se extinguieron los años de los salvadores en mayas de colores
saltones. Desde que los malos se sirven de las sombras para llevar a cabo sus crímenes,
los buenos se hicieron menos buenos y se calzaron el negro. La guerra de igual
a igual con tu némesis no se dará bajo ningún foco, no habrá un estudio de luces
indicando dónde golpear.
Sin embargo, los flashes de las cámaras siempre están
observando, ojos indiscretos tomando nota de cada puño y cada pierna, poniendo
nota a tu ejecución.
Los niños buenos buscan desesperadamente ir al cielo, miden
sus actos y satisfacen las expectativas de su Madre Sociedad. Un solo paso en
falso puede tirarles por las escaleras y obligarles a limpiar su nombre. Demasiado
cuidado, demasiadas reglas, demasiado guionizado, demasiado. La mediocridad de
esos seres obedientes, narcisistas en busca de aprobación constante, les hace
infrahumanos cuando se pensaban héroes. La aburrida vida de un documento
impreso según la plantilla oficial del departamento.
“El Auténtico guerrero sólo tiene un juez de su propio
honor, y es él mismo. Las decisiones que tomas y cómo las llevas a cabo son un
reflejo de quien eres en realidad. No puedes ocultarte de ti mismo.”
-Extraído del Código del Bushido, MEYO (Honor)
Me importa bien poco lo que consideras correcto, el bien común
o la paz social. En ningún momento firmé un contrato en el que me comprometiera
a ser “buen chico”. Escucha oveja, no te debo nada, mi razón para levantarme cada
mañana no es recibir un sello de aprobado al llegar la noche. Soy todo aquello
que tus papis te dijeron que era incorrecto, soy un pecador en 14 religiones, y
no temo a que suba el número.
Mi objetivo en esta vida es vivirla, sentirme satisfecho cuando
llegue mi hora y no sacrificar nada a cambio de nada.
Que le den a tus lecciones morales y a tu criterio carcelario.
Amén.