sábado, 26 de enero de 2013

No son horas

El tiempo ha demostrado que, por perfecto que sea un día, no se remata correctamente si no te duermes con lágrimas en los ojos.

De día vives y eres feliz. De noche estás solo con tus pensamientos, y mi mente no quiere ser feliz.Tengo un pasado repleto de buenos recuerdos, de felicidad, amor y amistad. Y al recordar a esas personas que desaparecieron de mi vida me entristece. Y esas personas no me echan de menos. Llega el momento en que todo hombre se cuestiona su existencia, su misión en el mundo. A veces abro el baúl y rebusco entre mis cosas, fotos viejas, recuerdos inmortales, pero solo para mí. El olvido ha regado Comala, y ya nadie quiere recordar.

En ese momento lanzo una pregunta al aire. Trato de saber si mis recuerdos permanecen ocultos en la mente de alguien más. Me lanzo al océano de personas a las que quise, a las mismas que intenté ayudar y cuidar. A los que intenté proteger, y me salió el tiro por la culata. Por ello, cuando estoy solo, pensando, quiero ponerme en contacto con personas que no me atrevo a preguntar a la cara. Y lanzo la pregunta. ¿Y qué recibo?

Respuestas que se clavan como puñales en el trozo del corazón de donde salió la pregunta. Supongo que, después de todo, nunca llegué a ser buen padre.