sábado, 15 de septiembre de 2012

Ventriloquía

La araña, cuando atrapa un insecto en su red, se alimenta de todo el material blando del interior y deja el cascarón vacío. En ocasiones introduce sus huevos en el pétreo cadáver y lo mantienen a salvo de sus depredadores.
Todo el interior resulta dulce, tierno y lleno de una serie de propiedades que hacen que sirva para algo. Si la mosca se vacía deja de ser mosca.
Lo mismo sucede cuando un ventrílocuo maneja su muñeco, con un trasfondo y una historia de persona real, pero no deja de ser un armazón artificial para albergar un alma inexistente. Las conversaciones que puedas tener con esas marionetas no son más que el reflejo de la voluntad de su titiritero.
Los juguetes son muy fáciles de identificar. Basta con dirigirte a ellos y sólo recibir respuesta de quien les controla. La comunicación es imposible, pues no es con ellos con los que hablas, por muy real que sea su aspecto o fieles suenen sus palabras. Se trata de un guión preacordado, sin ninguna lógica ni coherencia.

La única moraleja que puedo sacar de este descubrimiento es: cuando la marioneta se libere de su tiránico juez, sólo entonces podrás tener una conversación con ellos.

martes, 11 de septiembre de 2012

Happy New Year

Que con una herida en la pierna, y fuerzas renovadas para reconstruir mi vida, di el paso. Quise ser feliz y vaya si lo logré.

Pero todo lo bueno es efímero, aunque quiera fingir que sueño con un "para siempre". Y todo esto es estúpido, esto no debería ser así. Debería estar con la única fuente de tranquilidad de mi último año de vida, no atormentándome con pesadillas en las que el mundo se desmorone sobre mí. Porque torturarme desde tu trono no es justo. Porque tu amo tira de tu correa obligándote a odiarme, a hacer que todos me odien. Pero hace ya tiempo que me odio a mi mismo por destruir todo lo que me importaba. Cuando las bestias asaltaron mi fortaleza y saquearon mis tesoros.

No es odio lo que siento, no es pena ni tristeza. Solo es el deseo de deshacer el puente de cristal que une mi pasado y mi presente. Todas aquellas interrogaciones entre el yo del año pasado, tímido e ilusionado, y el yo de ahora, triste y desconfiado. Dime si he de limpiar los escombros de mi conciencia o vendrás tu a limpiarlos. No me dejes a medias esta vez.

Mientras busco un canto de sirena que me atraiga como el tuyo, para volver a perderme en el mar. Desalojar a los murciélagos que ocuparon el sitio de las mariposas. Perseguiré sin descanso aquella luz que me permitió dejar de mentir y realizó el milagro: aprendí a sonreír sin tener que forzar.

Hoy, hace un año, emprendí la marcha hacia la verdadera y pura felicidad, al fin de las mentiras que le conté a todo el mundo para alejarles de mi. Y no volverá. Porque ya no existe quien me la quiera dar.

Ódiame, pero no me pidas que haga lo mismo.