sábado, 27 de agosto de 2011

Cristal

Hoy he mirado a través de un cristal. Y he mirado a través de miles de cristales a lo largo de mi vida. Tantos y tan diferentes…



Los cristales son básicamente un invento humano que aparentemente esta creado para ayudar a otros humanos. Mira a tu alrededor.


Un cristal impide que el viento enfríe tu casa. Un cristal da luz y calor. Otro hace que esa foto no se manche o se estropee. Probablemente ahora estés leyendo esto a través de un cristal. Curvas un cristal y ves mejor, dos cristales y puedes ver una célula o un planeta a millones de kilómetros de ti.


Un cristal es frágil, transparente, es como agua sólida tallada por el más maravilloso de los orfebres. Una hermosa trampa con la habilidad de reflejar la luz y mandarnos una imagen irreal desde otro lugar. A veces, el cristal no es transparente, si no que se viste con una piel de falso relieve, que emborrona lo que a través de él pasa, lo convierte en una vaga silueta de lo que fue. O quizás se combe ligeramente en algunos puntos estratégicos, creando distorsiones grotescas, creando ilusiones.


Entonces un puño destruye esa imagen. Estalla en mil pedazos, y cada fragmento manchado en sangre desvanece la imagen. Porque un cristal es frágil, pero puede ser lo más duro que me haya encontrado jamás.





lunes, 8 de agosto de 2011

Cárcel de ideales


Hoy, y por un tiempo indefinido me encuentro en el corazón de los Infiernos. Un incesante Tántalo repiquetea en mi mente recordándome que estoy solo. Me han arrancado del seno de mi felicidad, me han despojado de todo cuanto amo y me han arrastrado hasta mi perdición.

Tras kilómetros de viaje, veía a mi alrededor cómo el cielo se tornaba negro, mientras mi coche se adentraba en la bruma en lugar de alejarse. Un Cerbero de metal se disfrazaba con la palabra “Bienvenido”, invitándome a disfrutar de mi estancia en el corredor de la muerte.

Entre cuatro paredes encuentro refugio por un tiempo. Fuera, sólo hay vacío y miedo. Espectros que se envidian entre ellos por una ilusión de importancia habitan este submundo de incultura. Otra lengua, otras ideas, otras creencias, miedos irracionales que alimentan mi agorafobia. Pensar que al salir ahí fuera tendré que ocultar lo que soy en realidad, mis ideales… Lanzarte a un mar donde los tiburones muerden sin preocuparse de si eres comida, donde nadie se molestará en escucharte, en preguntar por tus deseos, donde no importas, donde no existes.

Y mientras busco un atisbo de luz en mi condena, reflexiono y rezo por que alguien venga a rescatarme, o matarme, antes de que sea mi demencia la que me tome como pasto.